martes, 22 de noviembre de 2011

Leyendas del lugar

Pío Quinto Vargas, era un solitario y misterioso ganadero que vivió a orillas del Río Corcovado, en lo que es Corcovado Sur. Se cuenta que su casa tenía dos plantas, la de abajo para guardar forraje y ganado y la de arriba donde dormía, a la que se accedía por una escalera externa móvil que retiraba todas las noches. También construyó un mangrullo desde donde podía controlar toda la zona. Cuidaba mucho su hacienda, tenía predilección por la tropilla de caballos salvajes que él solía domar ya que se cuenta había hecho un pacto con el diablo o jugado a las cartas con él, y que los caballos lo seguían a todas las partes, y cuando se acercaba algún desconocido enfurecían, ya que sólo hacían caso a Pío Quinto y él era el único que los podía montar.

En los primeros años de 1900 se afinca un estanciero de nombre Luis Ramos Otero, en un campo al pie de los Andes y cerca del Río Corcovado, lugar que ocupaba el ganado de Pío Quinto. El estanciero empezó a cerrar pasos, mezclándose la hacienda, así comienzan las denuncias de Ramos Otero por la invasión de ganado y de los peones de Pío Quinto en lugares que no estaban alambrados y que siempre fueron ocupados por Pío Quinto. Entre tantas idas y venidas, en un tiroteo Pío Quinto mata de un balazo a Juan de Dios Uribe peón de Ramos Otero, en la revuelta de vecinos y peones Ramos Otero fue herido y otro de sus peones muere. Pío Quinto Vargas fue apresado por doble homicidio y lesiones. Cuando lo están llevando a Rawson a la altura de Paso de Indios, se escapa, pero fue recapturado y enviado a la cárcel de Rawson de donde al poco tiempo también logra fugarse. Llega desde Rawson a la cordillera con la ayuda de su hermano, pero al tiempo se entrega a la policía. Sus bienes fueron embargados y lo poco que le quedó uno de sus hermanos, que era un devoto religioso, lo donó a la iglesia. Pío Quinto Vargas, muere viejo y enfermo a orillas del Corcovado sin ninguna posesión.

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